Mantener una piscina cristalina y segura requiere más que simplemente arrojar cloro en el agua. El cloro es un aliado esencial, pero su aplicación incorrecta puede dar lugar a problemas desagradables.
En este artículo, exploraremos algunos errores habituales relacionados con el uso del cloro en piscinas y cómo evitarlos para garantizar que tu oasis acuático sea siempre un lugar saludable y placentero.
Uno de los errores más comunes es no medir adecuadamente la cantidad de cloro que se agrega al agua. Es fundamental utilizar un kit de prueba de cloro para medir los niveles y ajustar la dosificación en consecuencia. Demasiado cloro puede irritar los ojos y la piel, mientras que muy poco puede resultar ineficaz.
Verter el cloro directamente en la piscina sin disolverlo primero es un error común.
Es crucial destacar que no todos los tipos de cloro se aplican de la misma manera. Cuando se trata de cloro choque, dicloro y cloro grano, es esencial seguir pautas específicas para garantizar su efectividad y evitar daños a la piscina.
En piscinas de cloración salina, la falta de estabilización puede ser un problema. La luz solar puede descomponer rápidamente el cloro en estas piscinas, disminuyendo su eficacia. Para abordar este problema:
En cambio, en piscinas tratadas con cloro, el problema suele ser el exceso de estabilizante, especialmente cuando se utilizan pastillas de cloro (tricloroisocianurico) de manera constante. Para abordar este problema:
En resumen, evitar estos errores comunes garantizará que el cloro cumpla su función correctamente y mantenga tu piscina en condiciones óptimas. Siempre recuerda, un cuidado adecuado del cloro es clave para un verano lleno de diversión y frescura en tu piscina.
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Se despide vuestra asesora de Grupo Piscinas.
Nos vemos en el siguiente blog.