Puesta en marcha piscina: checklist completa para tenerla lista

Cómo mantener el agua cristalina en otoño: controlar hojas, temperatura y parámetros químicos

El otoño transforma por completo el mantenimiento de la piscina. Las hojas caen sin descanso, la temperatura del agua baja lentamente, las lluvias alteran la química y el viento arrastra suciedad que antes no estaba. Aunque la piscina se utilice menos, esta es una época crucial para mantener el agua en buen estado. De ello depende que la piscina llegue al invierno estable y que en primavera no aparezcan problemas de turbidez, algas o corrosión.

Mantener el agua cristalina en otoño es perfectamente posible si se presta atención a tres grandes áreas: la limpieza física de la piscina, la regulación de la química del agua y el ajuste de la filtración en función del clima.

La caída de hojas, el reto principal del otoño

Durante esta estación, las hojas y restos vegetales son la mayor fuente de problemas. Al descomponerse, aportan materia orgánica, fosfatos y consumen cloro, lo que favorece la turbidez del agua. Retirarlas con regularidad, mantener limpios los skimmers y evitar que se acumulen ayuda a mantener la piscina mucho más estable. En zonas con árboles cercanos, una cubierta reduce notablemente la entrada de residuos.

Cómo influye la temperatura en el comportamiento del agua

A medida que el agua se enfría, la desinfección se mantiene durante más tiempo, pero la química del agua se vuelve más sensible a los cambios. Aunque la piscina se use menos, conviene mantener entre 4 y 6 horas de filtración para evitar que se acumulen partículas finas. Tras una lluvia o un episodio de viento, prolongar la filtración favorece que la piscina recupere su transparencia natural.

La importancia del equilibrio químico en otoño

El otoño altera con facilidad los valores del agua. Por ello es fundamental revisar con más frecuencia los niveles de pH, cloro, alcalinidad (TAC), estabilizante (CYA) y dureza (TH). Cuando estos parámetros están equilibrados, el agua permanece clara, segura y protegida frente al desarrollo de algas.

 

pH: el parámetro esencial

El pH ideal, entre 7,2 y 7,4, permite que el cloro actúe correctamente y evita problemas de corrosión o turbidez. La lluvia otoñal y la descomposición de hojas tienden a bajar el pH, por lo que conviene analizarlo varias veces por semana para mantenerlo dentro del rango correcto.

Alcalinidad (TAC): estabilidad del pH

La alcalinidad actúa como amortiguador químico. Si es baja, el pH oscila sin control; si es alta, cuesta más ajustarlo. Mantener la alcalinidad en su rango adecuado permite que el pH permanezca más estable a pesar de los cambios de clima y lluvia.

Valores ideales:

  • pH: entre 7,2 y 7,4

  • Cloro libre: entre 1 y 1,5 ppm

  • Alcalinidad: entre 100 y 150 ppm

Aplica productos reguladores según los resultados. Si es necesario, realiza un tratamiento de choque para desinfectar en profundidad.

Consulta esta guía para mantener el equilibrio: consejos para mantener el pH de tu piscina bajo control.

Estabilizante (CYA): menos necesario en otoño

Con menos radiación solar, el estabilizante deja de ser tan necesario. Si el CYA se acumula por encima de lo recomendado, el cloro se vuelve menos eficaz. En esos casos, renovar parte del agua ayuda a restablecer un nivel de desinfección adecuado.

Dureza cálcica (TH): prevenir incrustaciones y corrosión

La dureza influye en la estabilidad general del agua. Un nivel demasiado bajo favorece la corrosión y uno demasiado alto puede generar incrustaciones de cal. Con la bajada de temperaturas aumenta el riesgo de precipitación de sales, por lo que es recomendable comprobar este parámetro al menos una vez al mes.

Evitar la proliferación de algas y fosfatos

Aunque las temperaturas bajen, las algas pueden aparecer si encuentran nutrientes suficientes. Las hojas en descomposición liberan fosfatos, su principal fuente de alimentación. Mantener un nivel de cloro adecuado y un pH estable es la mejor defensa. En piscinas rodeadas de vegetación, un algicida de mantenimiento puede reforzar la prevención.
 

Una filtración eficaz para mantener la claridad

El sistema de filtración es responsable de buena parte de la transparencia del agua. Mantener limpio el prefiltro, vigilar la presión del filtro y revisar la carga filtrante asegura que la piscina pueda mantenerse clara incluso en momentos de mayor suciedad ambiental. Una filtración eficiente complementa el trabajo del cloro y mejora el aspecto del agua.

Qué hacer después de lluvia o viento fuerte

La lluvia altera rápidamente el pH y el cloro, además de introducir pequeñas partículas que enturbian el agua. Tras un episodio de este tipo, es recomendable analizar los valores, retirar los residuos visibles y mantener la filtración activa durante más tiempo. Si el agua presenta un aspecto opaco, un clarificante puede ayudar a recuperar su luminosidad.

Constancia y equilibrio para un otoño sin sorpresas

Cuidar la piscina en otoño no es complicado, pero requiere atención continua. Retirar hojas, asegurar una filtración adecuada y mantener bajo control los parámetros químicos permite disfrutar de un agua clara, equilibrada y protegida. Con estos cuidados, la piscina llega al invierno en perfectas condiciones y se evita el trabajo extra de recuperar un agua deteriorada en primavera.

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Se despide vuestra asesora de Grupo Piscinas.
Nos vemos en el siguiente blog.

Hola amig@s, os envío a continuación algunas informaciones y consejos, espero que os sirvan de ayuda.


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